Tengo días intentando venir aquí y escribir algo, y creí que las palabras simplemente se negaban a venir, o simplemente no sentía que valía la pena compartir lo que sea que se me ocurriera sobre lo que podía escribir, pero al terminar descubrí que no podía estar más equivocada.
He tenido esta sensación de irrealidad sobre las fiestas decembrinas y quizá tenga que ver con que todo está yendo tan perfectamente que ni siquiera puedo creerlo. Incluso recibí por fin un regalo: lenguas de gato (¡Mis favoritas!) y aretes de oro cortesía de mamá. Este año la pasamos en casa. La cosa es que a mi abuelo los años están comenzando a pasarle factura; ahora necesita una andadera para caminar y no ha querido ir con mi tía este año, lo cual me parece maravilloso de todos modos. Terminé agotada porque ahora ayudé yo más que mi mamá, pero nos la pasamos tan bien y han venido tantos invitados que ni siquiera me importa.
Este año fue un muy buen año, ahora que lo pienso. Conseguí mi diploma como asistente de contador lo cual podría fácilmente conseguirme un salario de $6000 si lo buscara; salí de la prepa completamente limpia y hasta con promedio decente, pinches conseguí estudiar la única cosa que he deseado con pasión ardiente donde yo quería, y ya voy un semestre adelante, y ni siquiera me hagan empezar con lo encantada que me tiene haber podido ver a Laura tantas veces en el año que ya hasta perdí la cuenta. Eso sencillamente no pasa. Pero quizá empiece a pasar de ahora en adelante y es fabuloso porque me siento más útil como mejor amiga y no el fiasco que sé que soy. Sé que lo soy. Extraño esas épocas en las que sabía exactamente qué decir para hacerla sentir mejor, pero supongo que no todo se arregla con palabras.
Aunque ya no estoy rebosante de felicidad. No me mal interpreten, soy feliz, de verdad que lo soy. Sólo creo que me volví un poco cautelosa con cómo me siento… supongo que tengo miedo de que todo vaya a ir kaputt eventualmente y entre más arriba, más duela caer. Pero esa sólo soy yo empezando con mi miedo al fracaso. Algo malo debía haber entre tantas cosas buenas ¿No?
La facultad va bien, dentro de lo que cabe. Es muchísima presión. Estoy acostumbrada a ser la mejor de la clase y ahora apenas y destaco… de vez en cuando. Eso no es bueno. Digo, creo que pasé todas las materias, y puedo engañar a cuantas personas quiera pero no puedo engañarme a mí misma. Sé que no estoy dando lo mejor de mí, al menos no todo el tiempo, y cuando pienso en todos aquellos que se quedaron fuera para que yo pudiera tener un lugar en la Uni… tengo que bitch-slap-me de vuelta al trabajo y ugh. No lo sé, está matándome.
Y el semestre que viene va a ser peor porque me estoy quedando sin la excusa de ser nueva y no estar acostumbrada y todo el mundo está esperando que mejore; además estaré en clases de alemán (Por fin, porque eso lleva en el plan desde el 2009) pero serán dos horas más de clases diarias y otra materia por la qué preocuparse, sin mencionar que también entraré a clases de francés los sábados cinco horas y tengo que ver a mis amigos los miércoles y… es decir, por supuesto que quiero verlos porque de otro modo los extraño como loca. De verdad, van menos de dos semanas desde la última vez que nos vimos y ya extraño su compañía. Y sí, se están convirtiendo en una distracción, pero creo que todo será muy diferente una vez que hayan terminado la prepa y no estoy lista para eso. No estoy lista para sólo verlos una vez al mes, o sólo a una parte de ellos a la vez porque nuestros horarios son incompatibles y ciertamente no estoy lista para no saber nada de ellos.
Y hablando de extrañar ¿Saben qué otra cosa extraño? Compañía masculina. Es algo bueno, claro, porque después de… bueno, de todo por lo que pasamos el sexo opuesto y yo no he estado realmente anhelando compañía. Pero ahora lo hago, aunque sea retorcido que sea ahora porque no sé cuándo tendré tiempo de respirar los próximos cinco meses, ni hablar de tener un novio. Aunque entre ustedes y yo, por ahí hay una personita con la que tal vez podría tener algo si lo permito, pero no sé. De esas veces en las que sabes que tendrías que luchar contra viento y marea y no estoy segura de que valiera la pena. Creo que prefiero algo más… liviano, por decirlo así. Fresco.