Yo siempre digo que debes vivir rodeado de personas apasionadas, aquellas que viven al máximo, y hoy se trató de eso justamente. Mi profesora de francés, Tania, nos llevó a practicar nuestro francés con uno de sus amigos, quien hace no mucho vino´desde Francia y ahora tiene un puesto de crepas.

Más que practicar nuestro francés, ella terminó contándonos su vida y créanme que ha vivido con ganas. A sus treinta y un años ha vivido al menos un tiempo en Canadá, México, India, Nepal, Vietnam, Laos y Japón, a veces sin saber decir ni hola en la lengua del lugar y con apenas algo de dinero en la bolsa.

Y no solo Tanía, la verdad es que todos mis compañeros son personas de esas que aman lo que hacen y quieren alcanzar sus sueños en vez de sólo sentarse a soñarlos (no por nada estudian idiomas sin presión), y eso deja un muy buen sabor de boca. Además de las crepas, claro, que estaban ce magnifique. En serio, tienen que probarlas, no por nada el chico que las prepara tiene certificación como crepero en Francia. Y están súper accesibles (Una crepa salada + una crepa dulce + café, agua o té en apenas ¡$60!).

Como sea, lo gracioso es que la única razón por la que Tania decidió viajar a Vietnam fue porque siempre sintió una extraña atracción hacia ese país, y todo el que me conozca sabe que yo siento exactamente lo mismo por Rusia. Es casi como si te llamara, como un imán de naturaleza inexplicable, y oh, ojalá yo pueda vivir lo que ella cuando visite Rusia, porque voy a hacerlo algún día, no me importa si sólo llevo lo que tengo puesto.

 
En fin, no olviden visitar la crepería de Viktor, o Victor, n’importe quel. Pueden comer delicioso, hecharse un taco de ojo y practicar su francés ¿Qué más querían?

Estación de Metrobús Nuevo León, a un lado del CNCI (contra esquina del Caligvla).