Ajolotito

Paradójicamente, nunca he sabido contestar si planeamos el bebé o se nos chispoteó. 
Yo diría que un poco de ambas. 

Para empezar, desde el principio nos aseguramos de estar de acuerdo en que ambos queríamos formar una familia un día. De vez en cuándo salía el tema y nos preguntábamos qué dirían nuestros papás de que los hiciéramos abuelos, y cuándo sería un buen momento. Vic, por ejemplo, pensaba que cuando terminara Economía, pero a mi me daba un poco lo mismo; ya voy adelantada con eso y yo ya tengo un carrera ¿No? No me pareció un impedimento. Además me encanta porque aunque es algo que siempre he querido, Vic fue la primera persona con la que lo pensé enserio. Era ver un bebé bonito y darnos un codazo, ver ropita en la calle y voltear a vernos con complicidad. El plan ya no era mío, era nuestro, aunque no tenía una fecha.

Por supuesto también sabíamos que era una posibilidad cierta puesto que, como ya les comenté, la pasión nos gana y hemos sido un asquito con aquello de la protección. Al final optamos por contar días, cosa que sabemos (y comprobamos) es fácil que falle. Así que en ese sentido podríamos decir que efectivamente se nos chispoteó. 

Por otro lado, yo sabía que era probable que pronto fuera a tener hijos. No como una profecía, sino porque ya es casi una regla en mi familia: las cosas se repiten como un ciclo sin fin. Mi madre se embarazó de mí a la misma edad que cumplí recientemente; ella y la abuela se llevaban exactamente 30 años; Sara y Mary Chica se llevan seis meses, y ambas tuvieron hijas el mismo año, con tres meses de diferencia. En fin. Así hay varios ejemplos que me dieron la pauta. La última vez que acudí al ginecólogo, poco antes de pandemia, me mencionó que cuando quisiera tener hijos tenía que tomar el ácido fólico desde un año antes. Así que con esa inminente sospecha, comencé a tomarlo después de mi cumpleaños, ya saben, por si las dudas. Resultó que apenas y lo tomé con dos meses de anticipación. 

Entre eso y la decepción que me atacó cuando sospeché que estuviera embarazada y la prueba resultó negativa, tampoco puedo decir que no lo quería. Me sorprendió que así fuera, porque obviamente tengo muy poquito con Vic y aunque todo ha sido maravilloso, en el fondo sigo esperando que el putazo me caiga de algún lado como suele hacer. No sé, es una sensación muy rara darte cuenta de que estas contenta con algo a pesar de que te tomó por sorpresa. También me preocupó que él no fuera a opinar lo mismo, pero incluso luego del falso negativo me dijo que le encantaría tener hijos conmigo, y no era de dientes para afuera porque no cambió de opinión cuando cambió el resultado. 

Así que nuestro Ajolotito, como nos referimos al bebé de cariño, fue la más planeada sorpresa. 

Y vaya que en muchos aspectos sí que ha sido una sorpresa. A pesar de que a mi me ha interesado el tema desde que era una niña y siempre ando viendo, leyendo o escuchando cosas relacionadas al embarazo y a tener hijos, hubo muchas cosas que me sorprendieron. Por ejemplo, no sabía (y no tiene ningún sentido para mi) que las semanas empiezan a contar desde la última menstruación. Por eso hubo confusión con cuántas semanas de embarazo tenía en un inicio. Yo sabía perfectamente que lo concebimos en nuestro noveno mesversario (jaja, la ironía), osea dos semanas antes de tener el positivo en la prueba, pero mi última fecha decía que ya tenía seis semanas. Cuando me hicieron el primero de tres ultrasonidos que deben hacerse, me corrigieron la fecha de última regla al 15 de septiembre (obviamente eso no es real, sé de buena fuente cuándo me bajó, gracias.) En fin, supongo que quizá me tardé en ovular, o yo qué sé, cosas médicas que una no entiende jaja. 

También me tomó por sorpresa lo caro que es tener hijos. Digo, sabía que es caro cuando nacen, pero ¿antes? El ácido fólico, las pruebas de embarazo, el laboratorio para confirmar las semanas de gestación, los doctores, que pagamos en dos lados para decidir con quién atendernos, y los ultrasonidos.... pfft. Tengo desde octubre en la total pobreza debido a todo eso (y la boda). Y no parece que vaya a mejorar. Este mes tengo que hacerme el segundo ultrasonido, luego creo que más laboratorios, y sepa dios qué más en los meses siguientes.  

Otra cosa que me tomó por sorpresa es lo cansado que es producir bebés. Considerando que estoy acostumbrada a ir y venir de CU del diario, que ahora me canse sólo de llegar al metro me parece inverosímil. Las escaleras ahora son mi peor enemigo, y tengo sueño todo el tiempo. Lo peor es que, ajá, tengo sueño todo el tiempo, pero cuando hay que dormir por la noche: es imposible. Me despierto mil veces, me cuesta volver a quedarme dormida, cuesta trabajo encontrar una posición cómoda y justo cuando ya te acomodaste, necesitas ir al baño. Cuando regresas y por fin puedes dormir, tienes los sueños más locos, vívidos y estresantes de la vida, así que despiertas estresada. Argh. Avisen que no se duerme desde antes de que la razón sea un bebé chillón. 

Mi cabeza es una revolución también. A veces me da mucho miedo y no estoy segura de que vaya a poder. ¿Qué se hace con un bebé, en especial con uno que no puedes regresarle a su mamá cuando ya no sabes qué hacer? A veces, cuando tengo mis cortos circuitos emocionales también me pregunto cómo me atreví a tener hijos. Me aterra tener esos arranques con ellos y lo que eso les pueda ocasionar. Sin mencionar claro que la pinche genética seguro no ayuda y quizá les deje una bonita herencia de pedos mentales. Encima lo que más me aterra es que vaya a darme depresión post parto, que no me sorprendería justo por los pedos mentales. Quiero ser una mamá feliz, no estarlo sufriendo. Pero bueno, al parecer tanto pánico y cosa también es síntoma del embarazo, otra cosa que no tenía idea de que pasaba. 

En fin. La verdad es que tampoco puedo quejarme, he tenido prácticamente 0 síntomas, a veces hasta se me olvida por un momento que estoy embarazada. Conforme pasan los meses ya es más difícil de olvidar. Hace dos semanas empecé a sentir un poco de peso extra en la parte baja de la barriga cuando me tumbo boca arriba, como cuando tienes un libro o el celular. Mi panza tampoco ha crecido mucho, aunque ya no puedo sumirla como antes. Tampoco he aumentado de peso (medio kilo en cuatro meses), lo cuál se agradece, aunque sí me puse un poco más redonda de la cara y me engordaron los bracitos. Y los antojos (de plátano, sobre todo) son terribles. En especial cuando ni puedes satisfacerlos. 

Ya vendré a contarles más cosas en algún tiempo. Por ahora soy la más feliz de que todo está saliendo bien: la vida de casada, aunque sólo la tenga los fines de semana, es muy bonita. Me encanta estar con Vic y a él conmigo. Me encanta que vamos a ser papás. Me encanta que nuestros papás nos están apoyando y no tuvimos que ver qué hacíamos porque me corrieran de casa o algo parecido. Me encanta que Ajolotito va a ser bebé dragón en el horóscopo chino, el cuál se considera una fuente de prosperidad para la familia, y así está resultando. Pudimos con los gastos extra, ahí vamos con el pago del parto, a mi marido ya le dieron un ascenso que le negaron dos ocasiones antes... 

En fin. Ya hacía falta que todo fuera bonito para variar ¿Uh?