Joder, esto de hacer el resumen del año se pone cada vez más difiicil.
Creo que podría decir que no fue un mal año en general. Me fui de vacaciones una vez, dos si cuentan la escapada a Querétaro, tuve un muy bonito cumpleaños (aunque el recuerdo terminó un poco arruinado por eventos desafortunados), terminé la estúpida tesis y por fin soy Licenciada, ya tengo la quinta parte de créditos en economía… además, creo que pese a que mi familia se está callendo a pedacitos al menos intenté acercarme un poco a quienes pude, incluso visité tías que hace años no veía pero que me caen super bien, como la ía Maru y la tía Cata.
La parte amarga comenzó en julio. Por esas fechas mi estabilidad emocional ya empezaba a ser un desastre, luego vino lo del examen de alemán en agosto, y en septiembre los tiempos difíciles con Loui terminaron de echar por tierra la poca estabilidad emocional que me quedaba. No sé. A pesar de que eso ya se arregló, mi estabilidad emcional sigue siendo un asco, aunque estoy trabajando en eso. Con psicóloga y todo, ja. Meh, si estamos mal de la cabeza toca aceptarlo y buscar ayuda, si seguía lidiando con mi mierda yo sola iba a terminar arruinando todo como siempre y ya estoy hasta el cuerno de eso.
En noviembre me caí y me esguincé un pie, así que básicamente he estado en recuperación, pero no me quejo. Aunque me dolió muchísimo al menos no me rompí nada y ya casi tengo mi pie completamente de vuelta. Además, fue buena excusa para comenzar pronto con el descanso que buena falta me hacía.
Incluso las fiestas no están siendo del todo un desastre. Todavía falta la cena de año nuevo y quén sabe cómo se ponga, pero al menos en navidad me la pasé jugando Pictionary y riendo a todo pulmón con mis primos y mi sobrina Seli y pues, no es algo que pase a menudo, así que en realidad me divertí. Mhmm… las cosas en casa no han estado del todo bien, la verdad la abuela ha estado insoportable los últimos meses y ser el réferi entre ella y mi mamá no es nada bonito, además, con lo del novio se ha puesto a pelear hasta conmigo (supongo que mejor les hablo de eso en otro post más tarde). El punto es que peleas hay casi del diario, pero bueno, trato de aguantarme con tal de no arrepentirme cuando ya no haya abuela con la cual pelear.
Así que en resumen, creo que tengo muchas razones para no odiar el 2018, pero tampoco me fascinó. Sorry 2018. La buena noticia, creo, es que por eso mismo es que no espero mucho del 2019 así que si algo va mal no me sorprenderé y si todo va bien será una linda sorpresa. No hay falla.
Y qué bueno porque este año estaré completamente a la deriva. No he encontrado trabajo aunque ya fui a un par de entrevistas, y por la temporada tampoco están fluyendo las ofertas así que a ver hasta cuándo consigo algo relativamente decente, y tenía un poco de dinero para ir a clases en economía al menos este semestre pero mi mamá necesita ir al dentista y obviamente prefiero gastarme mi dinero en eso y bueno, todavía no sé cuánto cueste pero si es mucho parece que tampoco iré a clases pronto, so… ahá. Van ustedes a saber qué nos depara el destino este año.
Lo único que sé es que como siempre, todavía puedo contar con mi montón de ricos cocos, y no saben lo agradecida que estoy por eso. A principios de mes nos juntamos para celebrar mi título, lo cual sabía que iba a terminar en la santa inquisisión por lo de Loui y yo, pero no sólo al final entendieron que esto es lo que quiero y que me haría feliz que fueran al menos civilizados con él, me hicieron sentir super protegida y vaya si me hacía falta. No sé qué traiga el destino pero con ellos puedo enfrentar cualquier cosa.
En fin, espero que ustedes hayan tenido un mejor año que yo. En enero les vengo a contar eso que quedó pendiente y otro par de cosillas. Hasta entonces, vagabundos de la internet. ¡Feliz año nuevo!