Vengo a decirles que se los dije, principalmente a todos aquellos que dudan de mi voz de profeta. La maestría sigue valiendo madres y lo más probable es que ya haya valido madres definitivamente.
Luego de lo que les conté la vez anterior, resulta que a mediados de agosto por fin se les dio la gana firmarme la chingada carta de prórroga en la cual acepté concluir la tesis para diciembre de este año. Juro que lo intenté, pero entre las clases de economía y de japonés, además de esas veces en que uno ya no sabe ni qué chingados hace, y de que no me apuré hasta que me firmaran la carta, ja, pues con mucho trabajo conseguí hacer un segundo capítulo decente. Estuve trabajando arduamente para tenerlo listo antes de que mi tutora se acordara de mi (por que por supuesto que no volví a escuchar de ella desde agosto) lo cual seguramente sería en el límite de tener que asentar calificaciones, o sea, el 19 de diciembre.
Y lo logré. El martes 14 por la mañana les envié felizmente mi capítulo completo, en un correo distinto a cada lector porque sí quise hacerles notar a Kobeh y a Moisés que no me habían pelado desde julio. Además, el de la doctora lo mandé con copia oculta para el posgrado. Indira como de costumbre se portó bien. El que me cayó gordo fue Moisés porque me contestó que no sabía por qué no se estaba cumpliendo con lo acordado, y que según él la retroalimentación de mi capítulo anterior me la había dado en la videollamada que hicimos con Indira cuando en ese momento ni existía mi capítulo todavía, ¿es brujo o qué para hacer correcciones antes de que existan? Ah, pero para reclamar sí está bueno, y él no puede hacer su parte del trabajo. Aparte me encantó porque entre su correo y el de la doctora Indira se entendía que yo debería de pasar las fiestas terminando el capítulo que falta mientras que ellos iban a hacerme caso nuevamente hasta que regresaran de vacaciones y, perdón, pero aquí la única trabajando en este proyecto de investigación he sido yo y no planeo trabajar en vacaciones mientras ellos continúan descansando. En fin.
¿Y la tutora? Pues ella sólo me contestó con un mail en blanco jajaja.
El problema es que creo que justo después de eso asentó mi calificación y me reprobó feamente. ´
Yo andaba platicándole a una amiga lo contenta que estaba de que conseguí mandarle el capítulo antes de que ella se acordara y en eso se me ocurrió entrar a checar calificaciones y ahí es donde vi que ya estaba calificada (y reprobada). En ese momento ya me encabroné ahora sí y le escribí un laaaargo correo al coordinador del posgrado contándole todas mis penurias porque al fin y al cabo ya no podía valer más verga por quejarme jaja, así que le conté hasta lo más mínimo.
La buena noticia es que no sólo me contestó temprano por la mañana del día siguiente (porque lo mandé de madrugada), sino que se portó increíble y dijo que iba a hacer lo posible por ayudarme porque está en el interés del posgrado que me gradúe.
La mala es que en la tarde de ese mismo día me hicieron conectarme a una reunión de zoom donde estaban todos los del posgrado (la secretaria académica, la de docencia, el de seguimiento, etc) y me dijeron que el problema era que la vieja loca ya había asentado la calificación y, por reglamento, se me iba a dar de baja del posgrado.
Yep.
Todavía tengo el recurso de pedirle al comité académico que reconsidere su decisión, pero a ver, porque toman su opinión de los doctores y ya ven que cierran filas para protegerse entre ellos, así que a ver qué pasa, pero ya será el año que viene. Si no logro que reconsideren la verdad es que llegó un punto en que sí me vale tres kilos de riata, yo ya di de mi, yo ya lo intenté, si no se puede a la mierda entonces.
En otro orden de ideas, la que también se anda(ba) yendo a la mierda era mi relación con Loui. El mes pasado fue su cumpleaños (ja, sin planearlo pero literalmente el mes pasado). Fui a su casa y planeabamos sólo ver la tele porque en su casa son raros y no festejan el mero día sino hasta que todos pueden, y el verdadero festejo era el domingo de esa semana. No sé cómo supuso él en su cabeza que iba a ir eso, pero apenas subiendo a su cuarto me dice que si quiero ver lo que le regalaron, le digo que sí y se va. Regresa casi brincando con una taza y cuando le pregunto quién se la dio me dice que “Alincilla”
Seriously?
La verdad es que hice corto circuito y no supe cómo reaccionar. No estoy segura de cuál fue mi problema pero sentí que algo se me rompió por dentro. Quizá que cuando yo le he regalado algo no lo noto igual de contento. Quizá sólo fuera que venía de ella, o sepa la madre. Lo peor es que obviamente se dio cuenta de que ya no estaba yo de ánimo y estuvo chingue y jode con qué tenía, y por más que le dije que en serio no me quería pelear en su cumpleaños pues me hizo explotar y sí terminamos peleando. Y me molestó más todavía que minimizó mi sentir diciendome que era como si él se enojara porque Laura me regala algo cuando para nada es lo mismo porque no es como que yo lo hubiera cambiado por ella, y entonces me dijo que eso no era lo que había pasado y me encabroné más todavía.
Ay, la neta ya le di el avión y me trajo a mi casa y ya. Pero en la discusión hubo un momento en que me dijo que era yo una egoísta porque me molestaba de sus amigas cuando la única razón por la que no le he pedido que mande a la verga a la estúpida de su amiguita es porque no es como que él tenga amigos para aventar pa’rriba y no quiero que termine como mi mamá que se quedó sin amigos por cumplirle caprichos a mi padre, aunque eso signifique que aguante cosas con las que la verdad no estoy de acuerdo. Me molestó tanto que estuve a nada de mandarlo al demonio con toda seriedad. Tan así estuvo que ni siquiera quería ir ya con su familia.
Lo único que salvó la situación es que el día siguiente tenía que ir a la escuela y cuando regresé, sin planearlo pasó por mi para ir al cine y aunque tenía cero ganas de verlo le di una oportunidad. Saliendo ya platicamos más calmados y al menos ya aceptó que se pasó negando lo que obviamente pasó y que tenía razón. También ayudó que sí terminé yendo con su familia y que me la pasé bien. Pero no sé, unos días después volví a ir a su casa y vi la chingadera de taza en su cocina y me volví a sentir de la verga, hasta terminé llorando como Magdalena, aunque sospecho que fue más por mi que por él en realidad.
No sé si fue como sal en una herida que todavía me duele, o qué pasó exactamente. La verdad es que todavía siento algo rotito por dentro, porque además se me juntó conque las cosas no han estado del todo bien estos últimos meses y no sé por qué. Con lo que adoro no saber por qué. Tengo la ligera sospecha de que aunque él no lo quiera admitir sólo es presión y que cuando ya pase su predoctoral todo va a estar mejor pero mñé, tampoco estoy conteniendo el aliento. Al principio creía que era por la pendeja de su amiguita y me alegra que al parecer no es así, pero no saber qué sí es sólo hace que yo me ponga mal también, porque no sirvo para dar acompañamiento, y terminamos en un círculo vicioso. En fin. Baste decir que estuve tres semanas sin querer saber nada de nadie ni de nada, hasta terminé desactivando mi facebook. Me sentí un poquito mejor ahora que vimos a mis amigos pero meh, de repente pasan cosas que me hacen pensar que en el fondo sigo sintiéndome mal.
Bonito fin de año ¿No?
Mis cocos sí me hicieron sentirme mucho mejor, me la pasé bomba con ellos como de costumbre. Yo los adoro <3.