Quarantined

Esto de la cuarentena es gracioso. Ya saben que yo siempre les digo que tengan cuidado con lo que desean, y el año pasado estaba lamentándome porque jamás en la vida voy a volver a tener tres meses de vacaciones como en la prepa y extraño mucho eso. Y aquí estamos, cuatro meses después, en nuestras casitas (espero, más les vale), haciendo casi exactamente lo mismo que hacía yo en esos tres meses: básicamente nada, hasta que me aburría al punto de que regresar a las clases sonaba como la mejor idea del mundo.

No sé ustedes pero además cada mes de la cuarentena ha sido diferente, de repente pienso en lo que hacía el primero y me suena como algo bien lejano y extraño, como si fuera recuerdo de hace 3 años y no de unos cuantos meses. Pero bueno, afortunadamente, por lo que veo mis problemas existenciales se rehúsan a dejar al blog sin contenido, así que al menos podemos hablar de eso.

No estoy bien. He conseguido no derrumbarme pero siento que más bien mi cordura pende de un hilo muy fino, como la tela de una araña. Sobre todo porque por un rato me puse peor cuando me di cuenta de que nadie entendía nada. Si quieren un consejo, cuando alguien les cuente algo que lo tiene en verdad MAL, no se pongan en plan “sé exactamente por lo que estás pasando” a menos de que en verdad lo sepan, porque es casi una mentada de madre que comparen lo feo que se siente que la vida no tenga sentido con algo que suena a dolor de muelas. Just don’t.

En fin. Empecé hablando de la pandemia porque esa es otra cosa que escuché mucho, sobre todo de mi novio: que sólo era la cuarentena. La verdad es que no, como supongo que se habrán dado cuenta al leer el post anterior. En realidad, considerando lo sensible que soy con algunas cosas sí es extraño que la pandemia no me afectó como a todos (a lo cual doy gracias, seguramente me habría suicidado si no), aunque por otro lado tampoco me sorprendo tanto; siempre tiendo a surfear como pro las olas más salvajes, pero hacer tormentas en un vaso de agua.

Con eso no quiero decir que no me terminé replanteando un montón de cosas en esta temporada. En especial mi relación. Creo que con mis problemas de cableado, cuando tengo problemas en un área tiendo a querer destruir hasta lo que no está mal, no sé, supongo que para que combine, jaja. El punto es que no me sentí muy comprendida con esto de la crisis existencial, y luego la familia de Loui me empezó a sacar de mis casillas porque hicieron TODO lo posible por romper las reglas de sana distancia: su hermano que nunca viene porque vive en otro estado estaba ahí de metiche cada dos semanas; su papá los llevó a Amecameca y luego se fue con el otro hijo a Guanajuato un rato; su cuñada regresó de Estados Unidos y primero pasó a casa de mi novio, luego regresó a EEUU por sus hijos (?!) y otra vez pasaron con mis suegros; su mamá seguía yendo a trabajar como si de no trabajar no fueran a comer; celebraron el día del padre con reunión; a su hermana la operaron y luego celebraron todos juntos el cumpleaños de mi suegro… Pfft. Fue horrible. Neta sí me terminé preguntando si de verdad quería que ESA fuera mi familia. Ni siquiera los he mandado a saludar ni nada, salvo al suegro por su cumpleaños, de lo decepcionada que estoy con tanta inconsciencia. Por lo mismo tampoco he visto mucho al muchacho, lo dejé de ver cuando empecé a notar esas cosas a finales de abril y lo he visto tres veces desde entonces, casi todas desde que cambió el semáforo epidemiológico. Y supongo que también reciento que sea culpa de su comportamiento que no lo he visto aunque sea un poco más seguido.

Pero no sé, al final aunque su familia es parte del paquete, al mismo tiempo es otro asunto. Él y yo nos la pasamos bien, nos queremos mucho aunque no nos entendamos todo el tiempo, y ha sido bastante comprensivo con mis ganas de mantener la distancia, a pesar de que sé que no es fan de que haya cambiado de opinión sobre su familia. Aunque sí lo pensé seriamente, la verdad es que a su lado han sido más las cosas buenas que las malas y saber que está conmigo me ha ayudado a mantenerme de pie en estos momentos, así que ya no es algo que esté a discusión.

Supongo que eso también significa que estoy un poco mejor, aunque no del todo. Creo que ayudó un poco que conseguí forzarme a dedicar un poco de tiempo a lo de la tesis, y ya tengo las cosas más claras en ese aspecto, así que aunque voy a atrasada ya no estoy tan perdida como hace uno o dos meses.  Es raro este estar bien y no estarlo.

Lo de Rusia también me tenía mal sobre todo conforme se empiezan a acercar las fechas en que debería estar haciendo preparativos para irme. Y también porque tampoco compré boletos para ir a ver a Rammstein ya que se suponía que no iba a estar en el país, y me quedé sin Rusia y sin concierto. Pero bueno, eso es un decir, porque también me ocurrió algo gracioso últimamente.

Me encontré un curso en línea que está ofreciendo la misma universidad a la que iba a ir, sobre las relaciones exteriores de Rusia. Está súper barato, y se ve súper interesante. Pensándolo bien incluso me conviene más, porque me van a dar un certificado de homologación europea (que puedo incluir en mi currículum), cosa que no me habrían dado de haber ido sólo de intercambio. También me van a dar el certificado de idioma ruso que también iban a darme si me hubiera ido. Así que… en realidad es como ir sin salir de casa. E incluso mejor. Además el curso tiene un módulo específicamente de mi tema de tesis, así que tampoco estoy distrayéndome del todo de mis deberes y puede que me aclare un poco más. No sé, es el tipo de cosas que me hacen sentir que todo pasa por algo.

Tengo dinero, tengo pasaporte, ya planearé ir a conocer Rusia en otro momento.

Creo que lo que todavía me tiene medio mal es que tratando de responder esto de quién soy descubrí que ya no tengo pasatiempos. Antes leía. Antes escribía. Antes escuchaba música. Cantaba. Fingía que dibujaba. Caminaba.  Perdía mi tiempo en Tumblr. Ya no hago nada de eso, y no porque no me guste. ¿Se puede tener pasatiempos sin tiempo que perder en ellos? Muchas de esas cosas las dejé de lado porque tenía que terminar mi tesis. Y ni bien había terminado una cuando me metí el paquete de la de maestría. Creo que lo que sucedió es que he estado tan ocupada que olvidé qué me gusta hacer y para qué vivo. Supongo que lo que necesito es tiempo para volver a encontrar mi centro, necesito reconectar conmigo.

¿Les ha pasado algo parecido? ¿Qué hicieron para sentirse ustedes mismos otra vez?

Si encuentran el propósito de mi vida tirado por ahí, por favor, avísenme.

2 comentarios:

  • MlekWlle | 23 de octubre de 2020, 16:58

    Hola,
    creo que comprendo mucho lo que dices sobre el replantear la vida, me pasó durante los meses de julio y agosto. Creo que fue un buen ejercicio en el que poner atención,ya que al sólo tener enfoque en el trabajo, una se puede volver loca.
    Pienso que aunque no nos vaya mal como a otras personas, vaya que no es de nuestro agrado este tiempo en casa, pues no se dio en situaciones comunes y que a todos nos agarró por sorpresa. He de admitir que durante este año he tenido bajones muy intensos, pero que por fortuna he podido manejar, sin embargo debo decir que las personas a las que recurría para pedir consejo me decían cosas como "tú no deberías preocuparte, a ti te va bien, no como a xxxx" o sea la desgracia ajena no aminora la mia, ya que yo estoy viviendo la mia y no la de los demás. Pienso que estas personas no sabían que decirme y sólo atinaban a hacer ese tipo de comentarios, los cuales lejos de ayudarme, sólo me frustraban más. Asimismo, creo que este tipo de visión (la de las personas que hacían menos mis problemas y los de otras personas) tienen esta visión de la iglesia, de que lo que tenemos no es nada, y aunque lo sea el martirio es lo mejor para redimirse. Puede que esté equivocada, pero es lo que percibo.
    Pienso que las malas experiencias vividas durante este año me han servido para hacer planes y ejecutar acciones más aventureras (de cierto modo) y osadas, pues me he dado cuenta de que todo es pasajero, y si no hago las cosas por mi, nadie las hará.

  • Mirie Avila | 25 de octubre de 2020, 0:15

    Siempre he sido firme creyente de que el hecho de que otras personas estén sufriendo más que tú no invalida tus sentimientos. Si duele, duele. Así que no hay que hacer caso de lo que digan. Está padre el tiempo de introspección para crecer y aprender a darnos auto-cuidado, y creo que es un excelente momento para redefinirnos si es lo que hay que hacer. Habrá que aprovechar las lecciones de la pandemia para que al menos haya servido de algo, ja :)

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