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Voy a terminar como Niccollette señores. Con todo y la vida a medio contar, porque nunca seguí escribiendo Desayuno, Comida, Sexo. Pero sí, voy a terminar con un buen trabajo que registrará ganancias obscenas, pero sin amigos, consolándome con el putañero los sábados, cruda los domingos y desahogando mis desgracias con el cantinero del Sanborns más cercano. ¿Y todo por qué? Porque ninguno de mis amigos de cuarto paso a quinto y mucho menos conmigo, que soy un ratón de biblioteca que no se dio el lujo de reprobar siquiera una materia o presentar un extra.Y que escogí el grupo más exigente porque no me gusta ir a hacer el menso.

En quinto todos conocerán al menos a alguien y yo y mi maldito miedo al fracaso esperaremos a que alguien nos hable en vez de ir nosotros a por ellos; iremos a las clases como los fantasmas, nos sentaremos en un pupitre a escuchar a los profes y tomar nota, luego nos sentaremos bajo un árbol a leer en las horas libres y luego volveremos a casa sin decir adiós a nadie. Y cuando todos tengan amigos menos yo, me portaré fría y desinteresada y fingiré que estaba calculado. Pasaré a sexto, y allí vamos otra vez.

Deberían darme un premio por no morir en el intento de ser ratón de biblioteca. Se me da.

O quizá soy muy fatalista haha. Pensaba lo mismo de éste año y le llegué a hablar a medio salón. Y quien sabe, quizá si quedó alguien en mi grupo, con eso de que llegué tarde cuando tocó apuntarse, pues ni idea ;P

De todos modos, no voy a tener tiempo de nada y he descubierto que los amigos son muy pinchemente exigentes. Me pasé la mitad del año explicándoles a las Zero Girls porqué puñetas no nos habíamos visto. Como si a mi me gustara no poder hacer lo que se me hincha ni en fin de semana.