Irme de intercambio ha sido algo que siempre desee, principalmente porque justo ahora parece la única forma de saciar aunque sea un poquito mi wanderlust, Pero fue un sueño que resultó obvio que no iba a dejar de ser sólo eso desde el primer semestre de mi carrera.
Hoy, mi feed de Facebook está lleno de anuncios emocionados sobre las escuelas al rededor del mundo a las que durante los primeros seis meses del siguiente año acudirán mis amigos, y los no tanto. ¿Y yo? Yo me quedo aquí porque mi promedio es bastante mediocre, porque no soy brillante y porque así son las cosas. Aún así derramé un par de lágrimas por algo que siempre he dicho que no importa.
Creo firmemente en que las cosas pasan por algo, empezando porque sencillamente yo no tengo el mismo apoyo que veo que mis compañeros tienen. (Aunque entiendo que sea así porque mis circunstancias son especiales, porque suficiente hace mi abuela manteniéndome y lo del intercambio es algo que debería recaer en mis padres, pero bueno, todos sabemos por qué estoy en donde estoy).
Me conformaré con lo que tengo, siempre he sido buena en eso, pero no significa que en el fondo de mi alma no me gustaría cambiar una cosa o dos. En fin, dicen que cosas buenas pasan a aquellos que esperan, y empezar a conocer el mundo tendrá que esperar.
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