Odds and ends

Ya sé, no he escrito. Les debo un montón de chismes, así que pónganse cómodos, vayan por café y palomitas, y prepárense para la biblia. 

Me corrieron del trabajo. Uff. Resulta que el principal cliente de la empresa en la que estaba era una cementera, y con los problemas que ha tenido la industria de la construcción, decidió quitarnos de sopetón el 60% de la carga de trabajo. Sin trabajo no hay dinero, y tuvieron que hacer recortes. Meh. Ni siquiera estoy molesta. Fue una experiencia un tanto fea porque en cuanto los jefes, ambos dos, al mismo tiempo, van a tu oficina y te dicen que si pueden hablar un momento contigo, bueno, es obvio que no es para preguntarte qué tal el fin de semana. Pero a final de cuentas, realmente no fue por algo que yo hice, sino por problemas financieros de la compañía. Ya había visto a varios dejar la empresa y ya saben lo que dicen, cuando las ratas dejan el barco es por algo, así que ya había al menos sospechas respecto a que algo iba mal. Y pues la misma semana corrieron como a 30 personas. Por otro lado, yo misma planeaba renunciar en junio para tener tiempo de disfrutar con las personas que quiero antes de irme a Rusia y, lo que es todavía más importante, ya no me fascinaba el trabajo tanto como al principio. A final de cuentas hasta agradecí un poco el cambio porque, aunque no lo notara, resulta que estaba agotadísima. Extraño el dinero extra pero con mi liquidación me las estoy arreglando para ir a la escuela y pagar mis servicios, así que en realidad no fue el fin del mundo para nada. 

Las cosas con mi familia estuvieron un poco extrañas. Vinieron mis primos los Rodríguez a finales de diciembre y estuvimos conviviendo mucho, lo cual es raro porque casi nunca nos incluyen en sus planes (la familia en general, no sólo ellos. Normalmente ni nos enteramos a dónde van sino hasta que regresan) y ahora sí fuimos a dos que tres lugares juntos, y la verdad fue divertido. Lo mejor creo fue la Hacienda Panoayan, que ya conocía pero no como está ahora. En esa ocasión también fueron Sara y su familia. Mi mamá hasta se subió a la tirolesa y fue muy gracioso porque traía vestido y no le importó. Si conocen a mi madre eso fue big deal. La verdad es que hasta puedo decir que me la pasé bien en las fiestas de fin de año, ni siquiera peleamos como acostumbramos hacer, aunque en año nuevo empezamos medio de mal humor la cena pero nos la terminamos pasando bien de cualquier modo. 

Hace no mucho murió un hermano de la abuela, y eso sirvió para tres cosas: Mi tía Lala dejó de estar enojada y ya frecuenta la casa otra vez; mi mamá medio hizo las pases con mi tía María (creo, no sé, solo la fuimos a visitar un día pero supongo que peor es nada), y yo descubrí que el mundo es un Kleenex. Resulta que una de las hijas del tío Cecilio (el difunto), está casada con el hermano del marido de Griselda, la hermana de Loui que vive en Chicago. O sea que en resumen, tengo una tía en común con sus sobrinos de mi novio, háganme el chingado favor jaja. Ya de por sí sospechabamos algo porque una de sus hijas se parece un montón a Marifer, y sabíamos que su familia vive cerca de donde vivía mi abuelita de joven, y que el apellido era el mismo, pero confirmarlo fue más extraño todavía.

El viaje planeadamente expontáneo a Zihuatanejo. Desde que supimos que iban a venir los Rodríguez, la abuela nos dijo que si le ayudábamos a atenderlos nos llevaba de vacaciones. Querían ir a Acapulco oootra vez, y las convencí de que aunque sea nos fueramos a Zihuatanejo para variar. Fue toda una travesía ahora sí. Primero la abuela nos hizo enojar porque ya teníamos reservaciones para pasar año nuevo allá, no sabiendo que se iban a quedar más tiempo mis primos, y cuando nos enteramos nos dejó a rascarnos solas con la reservación cuando nos iban a cobrar la primer noche por cancelar y de dónde carajos íbamos a sacar tanto dinero. Lo bueno es que final se me prendió el foco y pude modificar la reservación para el 15 de enero sin que nos cobraran y salvé el día. Mis primos se fueron el 3 y apenas habían terminado de salir del zaguán cuando la abuela empezó a preguntar que siempre qué había pasado, que por qué tan lejos el viaje, y que quería irse al día siguiente.

En fin, que nos fuimos. Doce horas en carretera porque paramos a desayunar y porque la señorita Mamá Naty no quiere ir a más de 80 aunque es una autopista y es SU camioneta y blah blah, y tampoco quería irse por Michoacán que era más rápido, porque allá asaltan (como si no fuera igual por todos lados). En fin, llegamos a las 6 de la tarde y prácticamente no hicimos nada ese día. Los demás días estuvo bastante mejor, hasta la convencimos de quedarnos otro día porque los tres originales se fueron como agua. Nos estuvimos quedando en el Barceló (muy buen hotel, lo recomiendo). El primer día estuvimos en la playa del hotel, al siguiente fuimos a la isla de Ixtapa, y antes de irnos fuimos a buscar ballenas en un botecito. Hasta me aventé del barco, con la ropa que traía para el viaje en carretera, para nadar en mar abierto un ratito (obvio con chance de los del barco, ja). Y sí encontramos ballenas, aunque eran hembra y esas no cantan, pero se veían bonitas y salían a saludar.

Allá nos la pasamos bien, nada de discusiones, realmente me sorprendí mucho; el problema fue de regreso. A media carretera Zihuatanejo-Acapulco nos tocó una manifestación de campesinos y estuvimos aproximadamente una hora varadas. La abuela se desesperó y estaba molestando conque mi mamá se saltara toda la fila de coches y fuera a ofrecerles dinero a los manifestantes para que la dejaran pasar, porque siempre esa tiene actitud de aquí mis chicharrones truenan porque tengo dinero. En fin, que como obviamente no le hicimos caso porque así no funciona la cosa, pues dijo que aunque fuera nos regresáramos y nos fuéramos por Michoacán. LITERAL tuvimos que regresar a la esquina del hotel donde estábamos. Pero bueno, allá vamos pues.

Ese día nos habíamos parado a desayunar a las 7 am para que nos diera tiempo del paseo a buscar ballenas y no nos paramos a comer sino hasta las 8 pm en una caseta donde se veía muy concurrida porque además de la caseta  estaba el módulo de policía, los restaurantes y los baños públicos. Total, que al terminar de comer mi mamá quiso descansar un ratito, pero la abuela se puso súuuper necia y no la dejó. Se revolvía en su asiento, tronaba la boca, ay no, no saben, me desesperó mucho. Como a la media hora empezó a gritarle a mi mamá que ya nos fuéramos, que ahí nos iban a asaltar, y tal. La verdad me cayó súuuuper gorda con su actitud porque, ni que fuera la primera vez que viaja como para que no supiera que con un segundo que mi mamá pestañee nos puede llevar la tía de las muchachas. Y pues le grité, y nos gritamos, y se puso feo. Terminó diciéndome que no nos volvía a llevar de paseo y yo contestándole que estaba bien porque no quería tener que aguantarla en ese plan otra vez. Je. En parte estuvo bien porque con eso tuvo para irse callada casi todo lo que quedó de camino, y más adelante ya se la pensó y dejó descansar a mi mamá (la ironía, porque donde sí nos dormimos un rato estaba mucho más sólo que donde inicialmente nos paramos), pero pos arruinó bastante el recuerdo del viajecito. Al final nos aventamos 20 horas de camino, pero llegamos en una pieza.

La maestría. Con la tesis no empecé sino hasta que estábamos en Zihuatanejo, pero allá me apuré bastante. No tengo nada demasiado definido, todavía siendo que no sé qué estoy haciendo ni por dónde voy pero poco a poco le voy agarrando la onda, ojalá pronto ya tenga algo más tangible. Sobre todo porque en abril ya es el coloquio y tengo que presentar avances, y la tutora me va a matar si no presento nada decente. También ha sido complicado porque la facultad entró en paro a los tres días de que comenzó el semestre, ya llevan casi un mes así, y no se le ve fin a esto. La mitad de mis materias siguen en pie, pero las otras dos no se ha podido, así que ha sido raro. Y tampoco me he apurado mucho, aunque debería, considerando el tiempo libre extra, que tampoco ha sido tanto realmente, porque la facultad de economía sigue funcionando, y en esta ocasión metí dos materias. Si contamos por número de materias, ya voy en cuarto semestre (:

Loui también entró al doctorado y de momento intento acostumbrarme al cambio, porque nos hemos estado viendo mucho menos y ya saben cómo soy, pero nuestra relación ha estado mejor últimamente. Les dije que necesitaba hacer catarsis, aunque sinceramente creo que en el fondo también estaba tratando de alejarlo de una vez por todas, y fue agradable la sorpresa de verlo quedarse a mi lado a pesar de ver mi lado feo más de cerca. Para no mentirles, no he estado del todo de buen humor desde que empezó el año, ni siquiera porque ahora estoy yendo al gym y se supone que el ejercicio ayuda, pero creo que el psicólogo me ha ayudado, cuando menos a identificar cuando yo soy la del problema, y sólo hemos tenido dos o tres pequeños días malos, así que yay por nosotros.

Incluso nos fuimos a Cancún con toda su familia un fin de semana. Creí que iba a ser un desastre, y no salí unscratched, pero estuvo mejor de lo que pensé. La cosa es que sus sobrinos que viven en Chicago vinieron de vacaciones una semana y su hermana se los encargó a Loui, y como por el doctorado no podía llegar el mismo día que ellos pues sus papás tuvieron que irse antes, y yo los alcancé hasta el sábado (igual que su otra hermana) porque tenía que quedarme a seminario el viernes (y como era puente los precios estaban horribles). La verdad la única cosa de la que no fui fan fue de que me tocó pagar de mi bolsa cuando eso no se acostumbra en mi casa (ya ven que los abuelos pagan por todos), menos cuando no estoy recibiendo demasiado dinero (porque casi toda mi beca se va en el ahorro para Rusia)  pero en realidad tampoco estuvo tan mal. Y Loui me va a regresar una parte de lo que gasté en el boleto cuando reciba su beca, así que no me quejaré.

El primer día tampoco hicimos nada importante. Creí que iba a ser igual de “malo” que Ensenada porque lo primero que hice fue molestarme porque Loui es malo para explicar y no nos encontrábamos pronto en el aeropuerto, pero fue momentaneo. Al día siguiente fuimos a Chichen Itzá y estuvo divertido. Saliendo de ahí fuimos a un cenote, cosa que tenía ganas de conocer. Estuvo muy sensual. También visitamos Valladolid en el camino de regreso. 

Al día siguiente tomamos el ferry a Cozumel y pasamos toda la tarde en Playa Mía, y hasta dimos un paseo en moto acuática antes de volver a la casa donde por cierto pasamos una muuy buena noche juntos (;

La buena noticia es que ahora no fue a escondidas, mi mamá hasta me llevó al aeropuerto y fue a recogerme, nos pudimos dar el gusto de tomarnos un cafecito, y la abuela hasta me dio un poquito de dinero para el viaje.

La mala noticia es que quién sabe qué tanto les siga cayendo bien a la familia de Loui, porque ya me salió con lo mismo que me ha dicho mi madre y medio mundo, de que soy rezongona, aunque yo sigo sin entender por qué. Comienzo a resignarme a que jamás entenderé, pero bueno, espero que no sea suficiente para caerle mal a su familia porque a mi me siguen cayendo bien todos. Hasta sus sobrinos de Chicago son divertidos y me trataron bien.

En fin. Eventualmente pensé que esta sería la prueba de fuego para nuestra relación, y si tenía razón entonces puedo decir que prueba superada, porque me la pasé increíble, sobre todo considerando que el viaje fue cortito. De verdad que cada día amo más a ese hombre, y me gusta mucho la relación que hemos construido.

Como sea, creo que a eso se reducen los chismes importantes por ahora. Todavía tengo que contarles que ya estoy superando un poquito mi trauma respecto a conducir, y platicarles bien cómo está eso de irme a Rusia.
Hasta entonces, pequeños polizones de esta vida tan convexa. Espero que ustedes también estén teniendo un buen inicio de año.
Ta-ta.

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