Perdón y olvido

Los recuerdos de Facebook me hicieron reflexionar un poco al respecto el día de hoy. Ya saben, el típico chismógrafo que te pregunta si te parece más fácil perdonar que olvidar, y hace años contesté que olvidar era imposible así que perdonar era fácil pero, con lo que me ha pasado en los últimos años… uff.

“Perdonar” viene del latín per- (un prefijo que indica acción completa y total) y donare (regalar). Perdón, además, poéticamente hablando es algo grande ya que el sufijo –on indica aumentativo tal como en grandullón o cabezón- Así que perdonar es el acto enorme de regalar completamente, es decir, es un acto de generosidad. Por lo mismo creo que también implica una trasgresión de la misma magnitud.

Verse en la necesidad de perdonar algo es regalarle a alguien la oportunidad de haberte herido y seguir viviendo para contarlo, figurativamente hablando o no. Seguir siendo parte de tu vida, o tener la oportunidad de “estar a mano”, tener una cuenta saldada contigo.

Perdonar a Loui ha sido lo más difícil que he hecho en mi vida. Ojalá ninguno de ustedes tenga que enterarse de qué hablo exactamente, pero la verdad es que es horrible. Una trasgresión así conlleva sentirse herido, y bien decía Séneca: culpa par odio exigit. Mi mecanismo de defensa es convertirlo en odio, aún si no fuera un odio real porque en el fondo nunca he dejado de quererlo, pero estaba profundamente enojada y me llevó meses dejar de sentirme así. Fue un largo proceso de reaprender a convivir, aprender a sobrellevar esos sentimientos, a mantener mi palabra de dejar atrás lo que había pasado y sobre todo de dejar de hacer que me compensara por ello. Es fácil y bastante cómodo caer en una espiral en la que cualquier falta propia se compense con un silencioso “pero tú eres peor por x”, y eso no es perdonar.

Tampoco es un proceso lineal. Varias veces creí que ya estaba bajo control sólo para que alguna cosa en particular me hiciera volver a sentirme de ese modo. Las inseguridades fueron la peor parte, esa sensación de estar constantemente esperando a ver de dónde caía una trasgresión más, de exagerar las cosas más mínimas… y luego claro está la posibilidad de que incluso cayera en la revancha, aunque quiero pensar que no fue así.

No sé. Olvidar tampoco es dejar de recordar que algo pasó, es sólo acostumbrarse a la idea de que pasó, de recordarlo como algo que pasó igual que algo que pasó el jueves de la semana pasada, ya no con amargura ni dolor, aunque seguramente tampoco con alegría. Sólo familiarizarse con la idea de que pasó, y eso amigos míos resulto bastante más fácil que poder decir que estoy bien con Loui. Pero ahora estamos bien, hemos estado bien ya hace un tiempo, así que tampoco es imposible. Perdonar es algo que requiere dos partes, porque también implica reconstruir a partir de lo que quedó, y tenemos que darle crédito al muchacho por el estoicismo con el que me aguantó todos y cada uno de mis desplantes involuntarios, y las ganas que le hecho a que pudiéramos volver a decir que estamos bien. Perdonar a veces también fortalece.

También creo que perdonar se convierte en permitir cada vez mayores trasgresiones. La verdad es que hasta antes de que todo lo que pasó pasara me parecía impensable perdonar a Laura. Estaba (estoy) profundamente herida y dijimos he hicimos cosas que de verdad rompieron la fuerte amistad que teníamos, pero cuando pasó todo esto también me dije que si podía perdonar algo como eso de un sujeto que apenas conocía, también podía perdonar a mi amiga de tantos años ¿No?

Creo que fue poco después que todo esto pasara que volvimos a hablarnos un poco, Laura y yo quiero decir. La verdad ya olvidé exactamente cómo pasó, o quizá ni pregunté, ella me escribió un día; al principio muy poco, sólo intercambiábamos pleasantries y poco a poco hemos ido platicando un poco más. También ha sido un proceso largo, la extrañaba como no tienen una idea porque al final ella era mi mejor amiga y aunque tal vez podía remplazarla con mis amigos en su conjunto, no había uno que llenara el papel que ella había jugado en mi vida. Ella misma sigue sin llenarlo. Quizá tiene que ver conque todavía estoy herida y quizá ella se sienta así también, a decir verdad no hablamos mucho de lo que sucedió. Dijimos que nos extrañábamos y que no había estado bien lo que había pasado pero hasta ahí. Lau quería que regresáramos pero la verdad es que yo no podría, con o sin Loui en la ecuación, así que nos conformamos con retomar lo que quede de nuestra amistad.

En resumen: perdonar es muucho más complicado que olvidar. Cuesta mucho trabajo, es una misión que involucra a todas las partes en especial si se pretende regresar a lo que se tenía. Además, nunca se vuelve al mismo sitio del que se partió. Puede ser algo bueno, como con Loui. En Japón existe un arte llamado kintsugi, que precisamente consiste en reparar objetos que se rompieron con resina espolvoreada con oro. Creo que eso pasó con Loui y conmigo: nuestra relación definitivamente no es la misma que teníamos en agosto de 2018 pero ahora es única y tiene mayor valor. Con Lau por otro lado sólo es la sombra de lo que llegó a ser, pero es mejor que nada.

Quarantined

Esto de la cuarentena es gracioso. Ya saben que yo siempre les digo que tengan cuidado con lo que desean, y el año pasado estaba lamentándome porque jamás en la vida voy a volver a tener tres meses de vacaciones como en la prepa y extraño mucho eso. Y aquí estamos, cuatro meses después, en nuestras casitas (espero, más les vale), haciendo casi exactamente lo mismo que hacía yo en esos tres meses: básicamente nada, hasta que me aburría al punto de que regresar a las clases sonaba como la mejor idea del mundo.

No sé ustedes pero además cada mes de la cuarentena ha sido diferente, de repente pienso en lo que hacía el primero y me suena como algo bien lejano y extraño, como si fuera recuerdo de hace 3 años y no de unos cuantos meses. Pero bueno, afortunadamente, por lo que veo mis problemas existenciales se rehúsan a dejar al blog sin contenido, así que al menos podemos hablar de eso.

No estoy bien. He conseguido no derrumbarme pero siento que más bien mi cordura pende de un hilo muy fino, como la tela de una araña. Sobre todo porque por un rato me puse peor cuando me di cuenta de que nadie entendía nada. Si quieren un consejo, cuando alguien les cuente algo que lo tiene en verdad MAL, no se pongan en plan “sé exactamente por lo que estás pasando” a menos de que en verdad lo sepan, porque es casi una mentada de madre que comparen lo feo que se siente que la vida no tenga sentido con algo que suena a dolor de muelas. Just don’t.

En fin. Empecé hablando de la pandemia porque esa es otra cosa que escuché mucho, sobre todo de mi novio: que sólo era la cuarentena. La verdad es que no, como supongo que se habrán dado cuenta al leer el post anterior. En realidad, considerando lo sensible que soy con algunas cosas sí es extraño que la pandemia no me afectó como a todos (a lo cual doy gracias, seguramente me habría suicidado si no), aunque por otro lado tampoco me sorprendo tanto; siempre tiendo a surfear como pro las olas más salvajes, pero hacer tormentas en un vaso de agua.

Con eso no quiero decir que no me terminé replanteando un montón de cosas en esta temporada. En especial mi relación. Creo que con mis problemas de cableado, cuando tengo problemas en un área tiendo a querer destruir hasta lo que no está mal, no sé, supongo que para que combine, jaja. El punto es que no me sentí muy comprendida con esto de la crisis existencial, y luego la familia de Loui me empezó a sacar de mis casillas porque hicieron TODO lo posible por romper las reglas de sana distancia: su hermano que nunca viene porque vive en otro estado estaba ahí de metiche cada dos semanas; su papá los llevó a Amecameca y luego se fue con el otro hijo a Guanajuato un rato; su cuñada regresó de Estados Unidos y primero pasó a casa de mi novio, luego regresó a EEUU por sus hijos (?!) y otra vez pasaron con mis suegros; su mamá seguía yendo a trabajar como si de no trabajar no fueran a comer; celebraron el día del padre con reunión; a su hermana la operaron y luego celebraron todos juntos el cumpleaños de mi suegro… Pfft. Fue horrible. Neta sí me terminé preguntando si de verdad quería que ESA fuera mi familia. Ni siquiera los he mandado a saludar ni nada, salvo al suegro por su cumpleaños, de lo decepcionada que estoy con tanta inconsciencia. Por lo mismo tampoco he visto mucho al muchacho, lo dejé de ver cuando empecé a notar esas cosas a finales de abril y lo he visto tres veces desde entonces, casi todas desde que cambió el semáforo epidemiológico. Y supongo que también reciento que sea culpa de su comportamiento que no lo he visto aunque sea un poco más seguido.

Pero no sé, al final aunque su familia es parte del paquete, al mismo tiempo es otro asunto. Él y yo nos la pasamos bien, nos queremos mucho aunque no nos entendamos todo el tiempo, y ha sido bastante comprensivo con mis ganas de mantener la distancia, a pesar de que sé que no es fan de que haya cambiado de opinión sobre su familia. Aunque sí lo pensé seriamente, la verdad es que a su lado han sido más las cosas buenas que las malas y saber que está conmigo me ha ayudado a mantenerme de pie en estos momentos, así que ya no es algo que esté a discusión.

Supongo que eso también significa que estoy un poco mejor, aunque no del todo. Creo que ayudó un poco que conseguí forzarme a dedicar un poco de tiempo a lo de la tesis, y ya tengo las cosas más claras en ese aspecto, así que aunque voy a atrasada ya no estoy tan perdida como hace uno o dos meses.  Es raro este estar bien y no estarlo.

Lo de Rusia también me tenía mal sobre todo conforme se empiezan a acercar las fechas en que debería estar haciendo preparativos para irme. Y también porque tampoco compré boletos para ir a ver a Rammstein ya que se suponía que no iba a estar en el país, y me quedé sin Rusia y sin concierto. Pero bueno, eso es un decir, porque también me ocurrió algo gracioso últimamente.

Me encontré un curso en línea que está ofreciendo la misma universidad a la que iba a ir, sobre las relaciones exteriores de Rusia. Está súper barato, y se ve súper interesante. Pensándolo bien incluso me conviene más, porque me van a dar un certificado de homologación europea (que puedo incluir en mi currículum), cosa que no me habrían dado de haber ido sólo de intercambio. También me van a dar el certificado de idioma ruso que también iban a darme si me hubiera ido. Así que… en realidad es como ir sin salir de casa. E incluso mejor. Además el curso tiene un módulo específicamente de mi tema de tesis, así que tampoco estoy distrayéndome del todo de mis deberes y puede que me aclare un poco más. No sé, es el tipo de cosas que me hacen sentir que todo pasa por algo.

Tengo dinero, tengo pasaporte, ya planearé ir a conocer Rusia en otro momento.

Creo que lo que todavía me tiene medio mal es que tratando de responder esto de quién soy descubrí que ya no tengo pasatiempos. Antes leía. Antes escribía. Antes escuchaba música. Cantaba. Fingía que dibujaba. Caminaba.  Perdía mi tiempo en Tumblr. Ya no hago nada de eso, y no porque no me guste. ¿Se puede tener pasatiempos sin tiempo que perder en ellos? Muchas de esas cosas las dejé de lado porque tenía que terminar mi tesis. Y ni bien había terminado una cuando me metí el paquete de la de maestría. Creo que lo que sucedió es que he estado tan ocupada que olvidé qué me gusta hacer y para qué vivo. Supongo que lo que necesito es tiempo para volver a encontrar mi centro, necesito reconectar conmigo.

¿Les ha pasado algo parecido? ¿Qué hicieron para sentirse ustedes mismos otra vez?

Si encuentran el propósito de mi vida tirado por ahí, por favor, avísenme.

Oficialmente perdí el rumbo de mi vida.

La verdad llevo un poco de tiempo sin saber exactamente qué estoy haciendo. Cuando era pequeña quería ser abogada, incluso un poco antes de la universidad, pero conocí mi carrera y me enamoré y seguí a mi corazón. Siempre me había imaginado con un trabajo de oficina: llegando a las 9, bebiendo café, corriendo de un lado a otro para cumplir con las entregas y demostrar que soy mejor que los demás, obviamente con un salario que lo refleje. Salir más tarde de lo normal y llegar a mi casa, a algo que por fin tenga derecho de llamar mi familia. Lo poco que sé hasta ahora del ambiente laboral con mi carrera es que sin entrarle a la parte comercial o salirme de lo que realmente estudié, está cabrón conseguir un trabajo así, y considerando que por supuesto tenía que caer otra estúpida crisis justo al inicio de mi carrera laboral, ni hablemos del sueldo. En algún momento, ya en la carrera, soñé con pertenecer al Servicio Exterior Mexicano. Meh, ni siquiera quería ser embajadora, con hacer carrera ya era feliz. Pero eso rara vez se consigue a la primera; los exámenes son cada dos años, si bien te va, y hay un límite de edad a los 30 años. Este año cumplo 28, así que si quiero entrar necesito otro milagro (como el de la convocatoria pasada que hacía una excepción a lo de la edad), o quedarme a la primera. Seguramente no pase, así que allí va eso.

Con mi experiencia laboral también me di cuenta de que gracias a mis problemas de cableado, realmente tampoco sirvo para un trabajo como el que imaginaba. No soy mala, me peleaba con Vivian por las mejores estadísticas de la oficina y eso que yo entré medio año después que él, pero cuando no estoy bien soy un desastre. Para empezar mi puntualidad es horrible, por más que intentaba siempre llegaba aunque sea ligeramente tarde, y con el tiempo comenzó a valerme cantidades astronómicas de gaver. Nunca, salvo una vez que hubo problemas con el transporte, llegué más de una hora tarde, pero en ocasiones salía de mi casa hasta 30 minutos antes de mi hora de entrada cuando no habría milagro que me hubiera hecho llegar a tiempo. Creo que tengo un problema con los límites: si efectivamente me hubieran descontado o regañado, probablemente lo habría intentado más, pero casi siempre estaba agotada mental (y a veces también físicamente) y la falta de consecuencias no ayudaban. Además, también procrastino mucho, por más que siempre entrego todo en tiempo y forma. Yo creí que sólo para la tesis o la tarea, pero en el trabajo también se me daba, y cuando no estoy de humor de plano no pudo ni fingir que trabajo. Ya lo había notado cuando estuve en economía, pero ya saben, creí que en parte no lo tomaba en serio por ser el servicio.

En fin, todo eso hace que mi primera meta salga volando por los aires, en especial cuando supe que tiene que ver con el problema de cableado y como al parecer voy a estarme peleando constantemente con él y no hay una cura mágica ni nada, por supuesto que estoy desanimada. Ja, ya ni siquiera quise seguir yendo al psicólogo.

Creo que nunca dimensioné realmente lo que significa la academia, pero también me llamaba la atención. En segundo semestre ya decía que quería hacer un post doctorado y quería que fuera pronto, y no me importaba morirme de un infarto como un profesor de la facultad que sacó su doctorado antes de los treinta pero no duró mucho más. Me gusta la idea de que cuando pase algo alguien decida que debe preguntarme a mi, y salir en entrevistas en alguna parte explicando el business o dando conferencias. De hecho, además de porque me gusta mucho, creo que sólo me metí a economía porque suena bonito que en la presentación digan que estudiaste un chingo de cosas. Como sea, eventualmente decidí que quería especializarme en temas de Rusia y tal. Pero creo que entré en la maestría por pura inercia: para entonces ya no estaba segura de hacia dónde iba, vi la oportunidad y la tomé. Ni siquiera sé cómo logré engañarlos para que creyeran que sé algo, porque desde que entré me ha pasado lo mismo que sentí en la universidad. Creo que alguna vez ya lo comenté aquí: hasta la preparatoria siempre era, cuando menos, una de los más listos. Casi siempre la más lista. Pero desde que entré a la uni sentí que me habían sacado del kinder y metido a la universidad; me costaba hilar ideas coherentes y a veces hasta sumar dos más dos, cuando todos tenían opiniones bien acá. No sé, me sentí promedio más veces de las que destaqué.

Ahorita entré con un tema que me interesó, en parte sobre un país del que no conozco demasiado, y siento que la academia que estudia esa región está tirando por tierra los pocos cimientos de mi autoestima académica. Primero la tutora fue abiertamente grosera conmigo. Súmenle que eso hizo que ya no tuviera ganas de hacer nada y, cuando finalmente me animé y ya tenía gran parte del primer capítulo, la tutora decidió cambiarme la teoría y tirar por la borda todo mi avance. Además, mis lectores me hicieron un montón de correcciones que, aunque realmente no fueron tan graves, me hacen sentir estúpida. Por lo mismo ya no tengo muchas ganas de un doctorado, y cuando sí se me antoja digo que tal vez pero después, cuando ande de mejor ánimo, así que ahí murió otro plan.

Lo único que me hacía tratar de echarle ganas a todo era no tirar por la borda la posibilidad de irme un semestre a estudiar en Rusia. Ya todo estaba tomando forma, en diciembre saqué mi pasaporte, incluso ya tenía mi carta de aceptación en una universidad de Nizhny Novgorod, y sólo esperaba que saliera la convocatoria de beca mixta de Conacyt para empezar a hacer los trámites. Entonces alguien en China decidió no hervir bien su murciélago, y ¡PUM!: Coronavirus, pandemia, y se fue todo a la mierda. Conacyt dijo que no iba a sacar beca, el dólar subió a madres por la pandemia y los precios del petróleo, y hay mil restricciones de viaje.

Finalmente dije que, si ya no podía irme a Rusia, podría irme a Colima para no desaprovechar. En la Universidad de Colima tienen un Seminario de estudios sobre Rusia (para el cual btw voy a dar una conferencia el año que viene) y pensé que era buen sustituto nacional, pero el posgrado acaba de enviar un e-mail diciendo que se cancela absolutamente todo este año, y ahí va el último atisbo de dirección que tenía.

Siento que mi barco pasó por una tormenta y perdió las velas; no sé dónde estoy, no sé hacia dónde está la orilla, ni siquiera sé si todavía quiero remar hacia ella. Tal vez sólo quiero quedarme aquí y esperar mi muerte. No tengo ganas de nada. No sé, al parecer lancé el dado y llevo mucho tiempo esperando que deje de girar y lo hizo sólo para volver a caer en el mismo maldito número en el que había estado cayendo anteriormente.

En fin. A lo que voy es que ya no sé qué quiero de mi vida y menos para qué hago lo que hago actualmente. Sé que quiero una familia pero no estudié para tener una opinión informada para comentar las noticias cuando llegue mi marido, eso seguro, pero qué es lo que si quiero no lo sé. Ya matame alv coronavirus. Supongo que ya estoy teniendo mi primer crisis existencial ¿Qué me gané?
¿Que no hay premio de consolación? Oh well…

Knebel



Ich mag die Sonne, die Palmen und das Meer
Ich mag den Himmel, schau' den Wolken hinterher
 Ich mag den kalten Mond, wenn er voll und rund
Und ich mag dich mit einem Knebel in dem Mund

Ich mag volle Gläser, die Straßen wenn sie leer
Ich mag die Tiere, Menschen nicht so sehr
 
Ich mag dichte Wälder, die Wiesen blühen sie bunt
Und ich mag dich mit einem Knebel in dem Mund
Das Leben ist einfach, einfach zu schwer
Es wäre so einfach, wenn es einfacher wär'
Ist alles Bestimmung, hat alles seinen Grund
Und du bist ganz still, hast einen Knebel in dem Mund
Ich mag leichte Mädchen und weine wenn sie schwer
Ich mag deine Mutter, den Vater nicht so sehr
Ich mag keine Kinder, ich tue es hier kund
Und doch ich mag dich mit einem Knebel in dem Mund


Ich mag die Tränen auf deinem Gesicht
Ich mag mich selber, mag mich selber nicht
Das Herz ist gebrochen, die Seele so wund

Und du schaust mich an mit einem Knebel in dem Mund
Das Leben ist traurig, das Leben ist schwer
Ich würde es mögen, wenn es einfacher wär

Die Welt dreht sich weiter, die Erde ist rund
Um dich dreht sich nichts, hast einen Knebel in dem Mund

Ich hasse dich
Leben ist einfach, einfach zu schwer
Es wäre so einfach, wenn es einfacher wär'
Ist alles Bestimmung, hat alles seinen Grund
Und du bist ganz still, hast einen Knebel in dem Mund

Odds and ends

Ya sé, no he escrito. Les debo un montón de chismes, así que pónganse cómodos, vayan por café y palomitas, y prepárense para la biblia. 

Me corrieron del trabajo. Uff. Resulta que el principal cliente de la empresa en la que estaba era una cementera, y con los problemas que ha tenido la industria de la construcción, decidió quitarnos de sopetón el 60% de la carga de trabajo. Sin trabajo no hay dinero, y tuvieron que hacer recortes. Meh. Ni siquiera estoy molesta. Fue una experiencia un tanto fea porque en cuanto los jefes, ambos dos, al mismo tiempo, van a tu oficina y te dicen que si pueden hablar un momento contigo, bueno, es obvio que no es para preguntarte qué tal el fin de semana. Pero a final de cuentas, realmente no fue por algo que yo hice, sino por problemas financieros de la compañía. Ya había visto a varios dejar la empresa y ya saben lo que dicen, cuando las ratas dejan el barco es por algo, así que ya había al menos sospechas respecto a que algo iba mal. Y pues la misma semana corrieron como a 30 personas. Por otro lado, yo misma planeaba renunciar en junio para tener tiempo de disfrutar con las personas que quiero antes de irme a Rusia y, lo que es todavía más importante, ya no me fascinaba el trabajo tanto como al principio. A final de cuentas hasta agradecí un poco el cambio porque, aunque no lo notara, resulta que estaba agotadísima. Extraño el dinero extra pero con mi liquidación me las estoy arreglando para ir a la escuela y pagar mis servicios, así que en realidad no fue el fin del mundo para nada. 

Las cosas con mi familia estuvieron un poco extrañas. Vinieron mis primos los Rodríguez a finales de diciembre y estuvimos conviviendo mucho, lo cual es raro porque casi nunca nos incluyen en sus planes (la familia en general, no sólo ellos. Normalmente ni nos enteramos a dónde van sino hasta que regresan) y ahora sí fuimos a dos que tres lugares juntos, y la verdad fue divertido. Lo mejor creo fue la Hacienda Panoayan, que ya conocía pero no como está ahora. En esa ocasión también fueron Sara y su familia. Mi mamá hasta se subió a la tirolesa y fue muy gracioso porque traía vestido y no le importó. Si conocen a mi madre eso fue big deal. La verdad es que hasta puedo decir que me la pasé bien en las fiestas de fin de año, ni siquiera peleamos como acostumbramos hacer, aunque en año nuevo empezamos medio de mal humor la cena pero nos la terminamos pasando bien de cualquier modo. 

Hace no mucho murió un hermano de la abuela, y eso sirvió para tres cosas: Mi tía Lala dejó de estar enojada y ya frecuenta la casa otra vez; mi mamá medio hizo las pases con mi tía María (creo, no sé, solo la fuimos a visitar un día pero supongo que peor es nada), y yo descubrí que el mundo es un Kleenex. Resulta que una de las hijas del tío Cecilio (el difunto), está casada con el hermano del marido de Griselda, la hermana de Loui que vive en Chicago. O sea que en resumen, tengo una tía en común con sus sobrinos de mi novio, háganme el chingado favor jaja. Ya de por sí sospechabamos algo porque una de sus hijas se parece un montón a Marifer, y sabíamos que su familia vive cerca de donde vivía mi abuelita de joven, y que el apellido era el mismo, pero confirmarlo fue más extraño todavía.

El viaje planeadamente expontáneo a Zihuatanejo. Desde que supimos que iban a venir los Rodríguez, la abuela nos dijo que si le ayudábamos a atenderlos nos llevaba de vacaciones. Querían ir a Acapulco oootra vez, y las convencí de que aunque sea nos fueramos a Zihuatanejo para variar. Fue toda una travesía ahora sí. Primero la abuela nos hizo enojar porque ya teníamos reservaciones para pasar año nuevo allá, no sabiendo que se iban a quedar más tiempo mis primos, y cuando nos enteramos nos dejó a rascarnos solas con la reservación cuando nos iban a cobrar la primer noche por cancelar y de dónde carajos íbamos a sacar tanto dinero. Lo bueno es que final se me prendió el foco y pude modificar la reservación para el 15 de enero sin que nos cobraran y salvé el día. Mis primos se fueron el 3 y apenas habían terminado de salir del zaguán cuando la abuela empezó a preguntar que siempre qué había pasado, que por qué tan lejos el viaje, y que quería irse al día siguiente.

En fin, que nos fuimos. Doce horas en carretera porque paramos a desayunar y porque la señorita Mamá Naty no quiere ir a más de 80 aunque es una autopista y es SU camioneta y blah blah, y tampoco quería irse por Michoacán que era más rápido, porque allá asaltan (como si no fuera igual por todos lados). En fin, llegamos a las 6 de la tarde y prácticamente no hicimos nada ese día. Los demás días estuvo bastante mejor, hasta la convencimos de quedarnos otro día porque los tres originales se fueron como agua. Nos estuvimos quedando en el Barceló (muy buen hotel, lo recomiendo). El primer día estuvimos en la playa del hotel, al siguiente fuimos a la isla de Ixtapa, y antes de irnos fuimos a buscar ballenas en un botecito. Hasta me aventé del barco, con la ropa que traía para el viaje en carretera, para nadar en mar abierto un ratito (obvio con chance de los del barco, ja). Y sí encontramos ballenas, aunque eran hembra y esas no cantan, pero se veían bonitas y salían a saludar.

Allá nos la pasamos bien, nada de discusiones, realmente me sorprendí mucho; el problema fue de regreso. A media carretera Zihuatanejo-Acapulco nos tocó una manifestación de campesinos y estuvimos aproximadamente una hora varadas. La abuela se desesperó y estaba molestando conque mi mamá se saltara toda la fila de coches y fuera a ofrecerles dinero a los manifestantes para que la dejaran pasar, porque siempre esa tiene actitud de aquí mis chicharrones truenan porque tengo dinero. En fin, que como obviamente no le hicimos caso porque así no funciona la cosa, pues dijo que aunque fuera nos regresáramos y nos fuéramos por Michoacán. LITERAL tuvimos que regresar a la esquina del hotel donde estábamos. Pero bueno, allá vamos pues.

Ese día nos habíamos parado a desayunar a las 7 am para que nos diera tiempo del paseo a buscar ballenas y no nos paramos a comer sino hasta las 8 pm en una caseta donde se veía muy concurrida porque además de la caseta  estaba el módulo de policía, los restaurantes y los baños públicos. Total, que al terminar de comer mi mamá quiso descansar un ratito, pero la abuela se puso súuuper necia y no la dejó. Se revolvía en su asiento, tronaba la boca, ay no, no saben, me desesperó mucho. Como a la media hora empezó a gritarle a mi mamá que ya nos fuéramos, que ahí nos iban a asaltar, y tal. La verdad me cayó súuuuper gorda con su actitud porque, ni que fuera la primera vez que viaja como para que no supiera que con un segundo que mi mamá pestañee nos puede llevar la tía de las muchachas. Y pues le grité, y nos gritamos, y se puso feo. Terminó diciéndome que no nos volvía a llevar de paseo y yo contestándole que estaba bien porque no quería tener que aguantarla en ese plan otra vez. Je. En parte estuvo bien porque con eso tuvo para irse callada casi todo lo que quedó de camino, y más adelante ya se la pensó y dejó descansar a mi mamá (la ironía, porque donde sí nos dormimos un rato estaba mucho más sólo que donde inicialmente nos paramos), pero pos arruinó bastante el recuerdo del viajecito. Al final nos aventamos 20 horas de camino, pero llegamos en una pieza.

La maestría. Con la tesis no empecé sino hasta que estábamos en Zihuatanejo, pero allá me apuré bastante. No tengo nada demasiado definido, todavía siendo que no sé qué estoy haciendo ni por dónde voy pero poco a poco le voy agarrando la onda, ojalá pronto ya tenga algo más tangible. Sobre todo porque en abril ya es el coloquio y tengo que presentar avances, y la tutora me va a matar si no presento nada decente. También ha sido complicado porque la facultad entró en paro a los tres días de que comenzó el semestre, ya llevan casi un mes así, y no se le ve fin a esto. La mitad de mis materias siguen en pie, pero las otras dos no se ha podido, así que ha sido raro. Y tampoco me he apurado mucho, aunque debería, considerando el tiempo libre extra, que tampoco ha sido tanto realmente, porque la facultad de economía sigue funcionando, y en esta ocasión metí dos materias. Si contamos por número de materias, ya voy en cuarto semestre (:

Loui también entró al doctorado y de momento intento acostumbrarme al cambio, porque nos hemos estado viendo mucho menos y ya saben cómo soy, pero nuestra relación ha estado mejor últimamente. Les dije que necesitaba hacer catarsis, aunque sinceramente creo que en el fondo también estaba tratando de alejarlo de una vez por todas, y fue agradable la sorpresa de verlo quedarse a mi lado a pesar de ver mi lado feo más de cerca. Para no mentirles, no he estado del todo de buen humor desde que empezó el año, ni siquiera porque ahora estoy yendo al gym y se supone que el ejercicio ayuda, pero creo que el psicólogo me ha ayudado, cuando menos a identificar cuando yo soy la del problema, y sólo hemos tenido dos o tres pequeños días malos, así que yay por nosotros.

Incluso nos fuimos a Cancún con toda su familia un fin de semana. Creí que iba a ser un desastre, y no salí unscratched, pero estuvo mejor de lo que pensé. La cosa es que sus sobrinos que viven en Chicago vinieron de vacaciones una semana y su hermana se los encargó a Loui, y como por el doctorado no podía llegar el mismo día que ellos pues sus papás tuvieron que irse antes, y yo los alcancé hasta el sábado (igual que su otra hermana) porque tenía que quedarme a seminario el viernes (y como era puente los precios estaban horribles). La verdad la única cosa de la que no fui fan fue de que me tocó pagar de mi bolsa cuando eso no se acostumbra en mi casa (ya ven que los abuelos pagan por todos), menos cuando no estoy recibiendo demasiado dinero (porque casi toda mi beca se va en el ahorro para Rusia)  pero en realidad tampoco estuvo tan mal. Y Loui me va a regresar una parte de lo que gasté en el boleto cuando reciba su beca, así que no me quejaré.

El primer día tampoco hicimos nada importante. Creí que iba a ser igual de “malo” que Ensenada porque lo primero que hice fue molestarme porque Loui es malo para explicar y no nos encontrábamos pronto en el aeropuerto, pero fue momentaneo. Al día siguiente fuimos a Chichen Itzá y estuvo divertido. Saliendo de ahí fuimos a un cenote, cosa que tenía ganas de conocer. Estuvo muy sensual. También visitamos Valladolid en el camino de regreso. 

Al día siguiente tomamos el ferry a Cozumel y pasamos toda la tarde en Playa Mía, y hasta dimos un paseo en moto acuática antes de volver a la casa donde por cierto pasamos una muuy buena noche juntos (;

La buena noticia es que ahora no fue a escondidas, mi mamá hasta me llevó al aeropuerto y fue a recogerme, nos pudimos dar el gusto de tomarnos un cafecito, y la abuela hasta me dio un poquito de dinero para el viaje.

La mala noticia es que quién sabe qué tanto les siga cayendo bien a la familia de Loui, porque ya me salió con lo mismo que me ha dicho mi madre y medio mundo, de que soy rezongona, aunque yo sigo sin entender por qué. Comienzo a resignarme a que jamás entenderé, pero bueno, espero que no sea suficiente para caerle mal a su familia porque a mi me siguen cayendo bien todos. Hasta sus sobrinos de Chicago son divertidos y me trataron bien.

En fin. Eventualmente pensé que esta sería la prueba de fuego para nuestra relación, y si tenía razón entonces puedo decir que prueba superada, porque me la pasé increíble, sobre todo considerando que el viaje fue cortito. De verdad que cada día amo más a ese hombre, y me gusta mucho la relación que hemos construido.

Como sea, creo que a eso se reducen los chismes importantes por ahora. Todavía tengo que contarles que ya estoy superando un poquito mi trauma respecto a conducir, y platicarles bien cómo está eso de irme a Rusia.
Hasta entonces, pequeños polizones de esta vida tan convexa. Espero que ustedes también estén teniendo un buen inicio de año.
Ta-ta.